Antología Kafka

Antología Kafka

Antología Kafka

Pedro Antonio Curto, Pedro Pujante, Estefanía Farias, Raúl Hernández Garrido, Nelson Verástegui, Arquímedes González, Kalton Harold Bruhl, Fernando Veglia, Francisco Legaz, Miguel Ángel de Rus, Agustín Cadena, Teresa Galeote, Melanie Taylor Herrera.
Miguel Ángel de Rus

Ediciones Irreverentes, S.L., 2016
ISBN: 9788416107582
Idioma: español

Animado por el espíritu de Kafka, este libro se adentra en el laberinto de las calles de Praga, en los sueños del escritor, en los entresijos de una época. En La otra carta, Pedro A. Curto ha explorado de forma ingeniosa las relaciones de Franz Kafka con su padre. En 1931 el escritor, que ha superado su larga enfermedad -y no ha fallecido en 1924- recibe un telegrama de su madre comunicándole la muerte del cabeza de familia. Partiendo de esta situación irreal el relato se mueve entre la crítica, la ironía y la amargura. El tono poético no excluye la piedad. A medio camino entre el relato de ciencia ficción y la sátira religiosa, Pedro Pujante describe en El congreso una fantasmagórica reunión de sacerdotes en un lugar denominado La Edificación en donde parecen estar empeñados en reconstruir el pasado. Doce monjes rezan en silencio en mitad del desierto al tiempo que interpretan los textos de Kafka en un relato que combina lo sagrado, lo cómico y lo grotesco a partes iguales.

Un niño que quizá remeda a Kafka llega a un sanatorio psiquiátrico acompañado de su padre. En ¿Y tú, qué has hecho?, Estefanía Farias parece relatar un espejismo, un diálogo inusual de niños inusuales.

La enorme capacidad visual de Raúl Hernández Garrido queda de manifiesto en la descripción de Un eclipse, un relato poderoso en donde la imaginación del escritor funde las garras de un telescopio con el rostro de una mujer confluyendo poesía y erotismo. Nelson Verástegui ha logrado en La desmaterialización adaptar a nuestros tiempos la desgracia de Gregor Samsa en La metamorfosis. La misma fuente de inspiración ha servido a Arquímedes González en Un corazón perdido para contar una historia inspirada en el género negro que simula ser una horrible pesadilla. En El otro, Kalton Harold Bruhl imagina el encuentro con un suicida en un puente de Praga, un escritor que lleva al papel sus pesadillas, sus sueños, y> que se hace llamar Max Brod. La elegante escritura de Harold Bruhl se combina con el tono nostálgico de la historia. En Intuiciones, de Fernando Veglia, paseamos con Gregor Samsa por las calles de Praga y comprendemos que su rutinaria vida sólo encuentra una salida en la escritura, en la imaginativa creación de un personaje denominado Franz Kafka. Francisco Legaz ha tomado como punto de partida El artista del hambrepara describir la soledad y el abandono tras la ruptura matrimonial en El artista ¿de qué? La historia oscila entre la ternura y la desazón. Fiel a su espíritu crítico, Miguel Ángel de Rus dibuja con ironía una boda española en Mitad cordero, mitad gato, toro al final, mientras su espíritu, en medio del esperpento, sólo encuentra consuelo en un encuentro con Kafka. En el relato de Agustín Cadena ¿Quién cree en los escritores?, una joven lectora de Kafka persigue una sombra por las calles de Praga pensando que
está tras los pasos del escritor. Y es que a veces soñamos con los escritores. La misma sensación de ensoñación atraviesa el relato de Teresa Galeote, La mirada de Kafka. Una pintora trata de captar en un cuadro la imagen del escritor al tiempo que imagina encuentros furtivos con el escritor diluyéndose los límites entre la realidad y la ficción, entre la pintura y la literatura. En Piso 20 Kafka deambula por un edificio casi como un autómata. Encargado de redactar historias para telenovelas sueña con escribir un proyecto original.

En un ambiente asfixiante, desangelado y futurista, Melanie Taylor muestra la soledad de Kafka.

El libro se completa con unas sugerentes y brillantes ilustraciones de Alexandr Pilko. En los trabajos del artista aflora su obsesión por los rostros, por la mirada. La influencia de las vanguardias, la sensación permanente de presencia de los iconos de la tradición rusa y el gusto por la abstracción, combinado con la angustia que producen los ambientes cerrados, opresivos y claustrofóbicos conceden a las ilustraciones un aire de extrañeza que estimula la lectura. Que lo disfruten.
(Pedro Amorós)