Sobre el libro
Napoleón puede esperar
Ana Alcolea
Infantil y Juvenil y Juvenil
Pearson Alhambra,
2012
Idioma: español
ISBN: 9788420560571
Literatura española. Novela y cuento.
Las vidas de dos jóvenes de distintas épocas se entrecruzan: Pablo Fonseca, un adolescente hijo de un médico militar muerto en campaña que trata de entender los misterios que rodearon los últimos años de la vida de su padre, y Gerard Lacombe, capitán del ejército de Napoleón, que se ve obligado a abandonar a su esposa Isabelle, embarazada de pocos meses, para luchar contra los españoles en la que nosotros llamamos Guerra de la Independencia.
En el funeral por su padre, Pablo conoce a Elisabet, una chica ecuatoriana hermana de uno de los soldados que murió en aquella explosión… Entre los dos surge una simpatía mutua y una imperiosa necesidad de descubrir las circunstancias del atentado, alentada por varios hechos misteriosos que los llevan a dudar, incluso, de conocer realmente a sus familiares.
Sus descubrimientos se entrelazan con las hazañas pasadas de Lacombe y con su obsesión por la figura de Isabel de Portugal que tanto le recuerda a su amada esposa.
Las cartas de Gerard a Isabel confunden a los dos jóvenes, pero también los guían hacia un fabuloso descubrimiento que los espera en Francia y que los convertirá en protagonistas de una historia con dos siglos de antigüedad.
Sobre el autor
Ana Alcolea Serrano
1962, Zaragoza
ESPAÑA
Nací a orillas del Canal Imperial. Tal vez por eso me fascina el medio acuático en todas sus variantes: ríos, lagos, mares y… canales. De pequeña quería ser médico, pero me di cuenta a tiempo de que cortar tripas no era lo mío, así que me dediqué a otras artes: canté en varios coros, estudié letras, me hice profesora, publiqué un montón de artículos sobre didáctica, di cursos a otros profesores y luego empecé a escribir novelas. Me gusta contar historias, ya que no tengo voz suficiente para «cantarlas». Y es que en realidad, lo que a mí me gustaría ser es cantante de ópera. También me gusta andar por las montañas, coger setas, frutas del bosque y hacer mermeladas caseras. En invierno, me gusta sentarme en una cabaña aislada en medio de la nieve, junto a la chimenea, leer, escribir o mirar a través de las ventanas. Es algo que me comunica que el mundo es un lugar muy hermoso en el que seguir paseando.
Fuente: Ana Alcolea