Sobre el libro
Avisos de derrota
Oscar Sipán Sanz
Narrativa breve
Onagro Ediciones,
2008
Idioma: español
ISBN: 9788488962638
Literatura española. Novela y cuento.
Oscar Sipán es un escritor capaz de sacarle punta a cualquier tema porque tiene la facultad de ver más allá de lo que realmente hay en una realidad. De esa realidad, su realidad, obtiene el material de sus cuentos.
Avisos de derrota, surge de lo que el denomina tsunami sentimental, una ola gigante que arrasó su vida de nuevo hace dos años. Por eso el desamor está presente en la mayoría de los relatos.
Por eso los cuentos de Oscar Sipán contienen gotas de la esencia de su alma. Un alma buena, inquieta, que continuamente se cuestiona el mundo que le rodea. Son cuentos que nos muestran la realidad paralela, en la que introduce al lector con naturalidad, de modo fácil.
Sobre el autor
Oscar Sipán Sanz
1974, Huesca
ESPAÑA
Autodidacta. De alguna forma, Raymond Carver, Gabriel García Márquez, Albert Camus, Rafael Sánchez Ferlosio y José Saramago se pusieron de acuerdo en su cabeza. Sucedió cuando cumplió los veinte. Y desde entonces sólo vive para escribir. Escribir -para él- es como montar un barco en el interior de una botella, un trabajo delicado e íntimo que necesita del líquido amniótico de la soledad. La literatura es un afluente de la soledad, un afluente poderoso que nos aleja de la locura. Publicar su primera novela ("Rompiendo corazones con los dientes", Edisena, Valencia, 1998) no fue tan gratificante como publicar su primer texto en un humilde periódico literario de Zaragoza, en 1995. Más tarde llegaron unos cuantos premios de narrativa corta y uno de novela, sueños de juventud con la literatura como eje vertebrador de esa irrealidad que es vivir de las letras. Gusta del relato corto por su intensidad y su perfección. Y no se detiene a pensar si, como tanto alardean los críticos -"esos entes sin rostro, entre lo humano y lo divino, conductores del autobús que lleva a la gloria o al olvido"- es un género menor o no; disfruta y no hay nada más que hablar. Escuchó por ahí una frase que le define. Dice así: "Me gusta la literatura, pero no los literatos. A uno le puede gustar el jamón, pero no tratar con cerdos". Por eso no escribe para los cerdos que habitan los jurados de concursos literarios ni para los escritores frustrados que consiguieron la plaza en la universidad. Escribe para sí mismo y también para los demás; eso sí, despierto y con los ojos muy abiertos.
Fuente: ficticia.com