Sobre el libro
La obra de Jesús Hilario Tundidor se construye en una producción de eficacia creadora, renovada constantemente en una exigencia de responsabilidad en la palabra, que le ha llevado a la aportación al mundo de nuestra poesía de un pensamiento y una forma original y múltiple dentro de una concepción introspectiva de la realidad. Inteligencia, se- lección, intuición y lenguaje conforman sus poemas que quieren acercarnos a su mundo más permanente y valedero.
La emoción en la reflexividad sentimental, ante el acontecimiento poético, caracteriza la fuerte pasión de una visión particular y de una producción única en intensidad y experiencia múltiple que convierten, cada poema, en una entrega generosa de amor a la vida, a pesar del concepto trágico shakesperiano con que, a veces, se interpreta el desarrollo introspectivo de lo real. Esto hace de su poética una singular perspectiva poética que aúna innovación con clasicismo, pesimismo con esperanza y vitalidad y amor a la vida, con la aceptada desolación que define el corazón del hombre como suceso de conocimiento y de emocionalidad.
Sobre el autor
Jesús Hilario Tundidor
1935, Zamora - 2021, Madrid
ESPAÑA
AUTORRETRATO Si a pensarlo llegáis, no os lo creeríais. Es bueno y grandullón como una luna llena recién puesta sobre el horizonte, hondo como la propia vida y como buen castellano vergonzoso y grave y serio, por dentro, como el linar. Cariñoso, afable, desconfiado como un pez e incrédulo como una avutarda aun cuando siempre a Dios tenga en sus vientos. Pero sobre todo lejano, lejano, lejano, lejano aunque esté rezumando cercanía y se le escuche, presintiéndolo, a nuestro lado como una camiseta o como un hombro... Sí, lejanísimo e inabarcable, por más que él se nos dé igual que un pan benigno o un sol de junio.. E inocente, con aquella inocencia que da la sabiduría y el venir un poco rozado ya de todo en el holocausto que da el haber vivido, intensísimamente, a corazón abierto, sobre la vida, pleno de sueños, realidad y nubes. El Tundidor es gigante como una muralla, gordo y pesado como una soledad en pie sobre la tierra, majo como unos carnavales de pueblo y completo como una mitología, y se asemeja a un otero lleno de pájaros y labranza arado por la reja magnánima de la ternura. Y poeta, POETA, pítico, mítico, lúdico, mágico que le responsabiliza con un sentido de la creatividad ancestral y dionisíaca, tan clásica que se viste con tules áticos y apolíneos. Sobre el manierismo acarrea la perfección y canta pleno, seguro, una eternidad inconclusa por la que siempre se sacrificó, por la que siempre puso su vivir en peligro y en límites, aun dentro del alcohol y la tristeza (¿por qué, Jesús?) que siempre acompañaron su cántico luminoso, distinto e inaugurador. No obstante, le dicen que es un hombre temeroso del olvido e inseguro de su realidad duradera, sencillo, con un ingénito temor a la muerte en cuanto equivalencia de la oscuridad y de la nada, y él, tímido y avergonzado, se ríe de sí mismo en las sótanos del interior o llora como una gaviota perdida en la llanura. Yo brindo, por todo esto, por Tundidor. Y brindo con un vaso de vino duro de bodega zamorana, y a la vez le acompaño en su desolada arbitrariedad orgullosa de múltiples aristas y significados, que trazan el signo de su significante, aun sabiendo que a él le importa un pito tanta zarandaja y palabrería sobre el otero cerrado de la Historia.
Fuente: Jesús Hilario Tundidor