La fama de Rimbaud llegó rápida tras su muerte y ya vuelta mito, pero es justo reconocer que el primero que la difundió y la sostuvo fue su ex amante Verlaine en su libro de semblanzas “Les poètes maudits”, publicado en 1888, cuando Rimbaud aún vivía aunque pocos supieran su paradero. Desde entonces y fiel a su consigna de ser “absolutamente moderno”, Rimbaud ha llenado el simbolismo, el dadaísmo, el surrealismo y luego (saltando de continente) el mundo americano de los “beats”, de los “hippies” y del “punk”. Rimbaud –se leerá enseguida- ha sido uno de los emblemas de la “contracultura”, desde Allen Ginsberg a Kurt Cobain. Pero el icono no ha cesado. Es difícil, ahora mismo, abrir el libro de un poeta nuevo, sobre todo de un poeta joven, en España mismo, y no hallar algún poema –mejor o peor- cuyo sujeto es Rimbaud. El todo o una de sus facetas…